Consigna día
15. Escribir un poema
a partir de lo que representa hoy para ustedes alguno de sus juegos de la
infancia.
Jardín de infantes.
Mi diario de escritorio es un mecano en piezas.
Mi abrigo es una criatura de carmín afelpado.
Y mi voluntad se rige por la de un fulano de
estoque y emblema,
que hace enorme a su amigo parabién.
Entre aquellos tres, me cedo a vos para estos días dignos.
Acopio estampillas con miradas, brazo, caletre,
tragos, besos, hijos, bienaventuranzas, libros y
taconeos.
Todo lo que cuenta.
Todo lo que es palabra.
Yo que aún camino dando saltos entre las baldosas
del parque,
entre nones, rayueleo tu parpadeo, lechal,
y los trenes saurios me hacen contar del uno al
diez,
a darle cada vocal al sigilo en lance, a, e, i...
y me adiestran para leer las palabras en los
rótulos:
llegada, salida, andén, tiquetes...
Ando por tu espalda como en dominó,
buscando los puntos que entablen símiles,
y en los dedos de tus pies busco figuras
que empaten con los blancos de mi tablero y
¡bingo!:
volvemos a la derrota acaparados,
a regocijarnos, conquistando, ya derrotados.
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